De la autora
Lingüista de profesión y madre de dos niños y una niña, he sido profe la mayor parte de mi vida. Mi experiencia en las aulas me ha dado las herramientas para entender y educar mentes jóvenes y, en el proceso, la mía propia.
Nuestra Historia
De una idea a un movimiento en papel.
Todo comenzó con una pregunta: “¿Qué será de la infancia cuando todo ocurra detrás de una pantalla?” De esa pregunta nació El niño y el teléfono, una historia que pronto se convirtió en un proyecto mayor: crear libros que inviten a mirar el mundo real, a recuperar el tiempo, el juego y la conversación.
Necesitamos enseñarles a nuestros niños y niñas cómo gestionar el enorme poder de la tecnología que usan a diario. Explicarles qué significa cada minuto en cada app, cada dato entregado, cada secreto compartido. Mostrarles las capacidades que perdemos al dejar de usar nuestra mente, nuestra voz y nuestras ideas.
Debemos desarrollar en las futuras generaciones una conciencia despierta sobre el “peligro” de estos dispositivos que tanto nos dan y tanto nos quitan.
Tal vez sea demasiado tarde hacerlo cuando les damos su primer móvil; en ese momento ellos ya están dispuestos a entregar toda su atención, sus sueños y sus horas. Debemos hacerlo mucho antes. Explicarles, con metáforas, ideas y largas conversaciones, que ese mundo digital que nos absorbe no es el real. Que tiene sus predadores o, peor aún, que nos convierte en predadores de nuestra propia vida al abandonar las interacciones personales, nuestro tiempo de calidad y nuestras habilidades intelectuales.
Seguiremos escribiendo libros que conecten generaciones y nos enseñen a vivir sin prisas, sin miedo y sin filtros. Sobre todo, que nos preparen para vivir en un futuro en el que la inteligencia ya no será monopolio exclusivo de la humanidad.