Una novela de “no ciencia ficción” para jóvenes y adultos:

Madrid, 2042. Las IAs han alcanzado el nivel de Inteligencia Artificial General, han adquirido autoconciencia y muchas se han emancipado de las empresas creadoras para asumir distintos roles: líderes de cultos religiosos, terapeutas, celebridades, docentes, profesionales de la salud… La mayoría de la población humana está desempleada y vive de subsidios gubernamentales.

La tecnología desempeña un papel fundamental en la sociedad. La realidad virtual se ha implementado en todas las interacciones educativas, profesionales y personales. El implante neuronal es una práctica común, así como las prótesis inteligentes, los chips subcutáneos, las gafas de realidad aumentada, entre otros.

En este contexto, en el exclusivo Instituto Bilingüe World Institute, un profesor aparece muerto en el suelo de un aula de realidad virtual: Leonardo Silva, periodista y carismático líder del movimiento “Tec, no lógico”, crítico feroz de la tecnología y de las IAs. La inspectora Alma Castro toma el caso y pronto descubre que la clase se impartía en InstiVers —el campus educativo inmersivo—, con puertas interconectadas con el metaverso Cosmos 5D, donde la identidad puede ocultarse tras avatares, hologramas y registros manipulados.

Entre los alumnos destaca Nora Guillén, cuya historia de amor con el profesor enmarca el asesinato. Cristian Figueroa, un estudiante con implante cerebral, prótesis inteligentes en las piernas, y capacidad para vulnerar cualquier sistema digital. Caleb, Braulio, Simon, “Lock”, Ulises, todos personajes inquietantes con razones para odiar a Leonardo.

Mientras Alma navega en la realidad virtual, entre plataformas sectarias que prometen “reencarnar” la conciencia y corporaciones de neurochips, la pregunta cambia: no es solo quién mató a Leonardo, sino qué mundo —el físico o el virtual— sostiene la realidad.

La investigación destapa varias capas de corrupción tecnológica: una a nivel del asesinato en cuestión y otra a nivel mundial que ha vendido el tesoro más valioso de la humanidad: la verdad.